- Muchos hemos tenido que sufrir discusiones, música, juegos o ruidos de nuestros vecinos, afectando a nuestra actividad y estado emocional, que lleva a plantearse la necesidad de mejorar el confort acústico. La mayoría de los problemas acústicos (reverberaciones, ecos, ruidos de impacto) se resuelven fácilmente modificando algunas superficies e incluyendo absorbentes acústicos.
- Al igual que con el ruido, muchos hogares han echado en falta el confort térmico de sus espacios, sin una horquilla de temperaturas o un grado de humedad agradables. Todo ello se relaciona directamente con los huecos de fachada (ventanas, puertas de terrazas y puentes térmicos). Su estudio y renovación aseguran una mejora inmediata de las condiciones de los espacios interiores, así como un considerable ahorro energético y económico.
- La iluminación condiciona nuestro estado de ánimo, y no solo la natural, mucho más la artificial. Es importante iluminar correctamente nuestra vivienda para asegurar que conseguimos un espacio acogedor, agradable y en calma. Un gesto tan sencillo como la correcta temperatura de color de las luminarias, la orientación del flujo luminoso y la intensidad de los puntos de luz, condicionan la manera en la que percibimos cada espacio y favorecen nuestro confort, concentración y descanso.
- En consecuencia del Covid-19, nuestra forma de relacionarnos ha provocado un cambio en el uso y funcionalidad de nuestros hogares. Se hace necesario un mobiliario cómodo, sencillo y ergonómico, sin grandes pretensiones ni añadidos innecesarios. Con sencillos cambios en la distribución del amueblamiento se pueden mejorar los flujos y ajustarse a una funcionalidad concreta adaptada a nuestro nuevo día a día.
