Partíamos de una vivienda muy compartimentada, con espacios rígidos y mucho pasillo. Además contaba con dos distribuidores que separaban la zona de día y de noche, perdiendo mucho espacio especialmente en la zona de día.
El objetivo principal era el máximo aprovechamiento del espacio por lo que era indispensable eliminar todo lo innecesario. Accedemos directamente a un espacio amplio y abierto con luz natural. Respetamos la zona de cocina original, haciendo uso de la terraza anexa como lavadero.
La zona de noche está separada de la zona de día por una gran puerta corredera de cristal de dos hojas que cierran en ángulo de 90º, que permiten el paso de luz natural al núcleo de la vivienda y con la posibilidad de independizar el espacio cuando sea necesario.